Me remonto a Diciembre de hace ya algunos años, me encuentro en este pasillo donde por momentos siento una soledad profunda que me consume. Gracias a la pintura puedo sobrellevarla y recrearme en este paisaje totalmente imaginario . En este hotel (LAS MADRIGUERAS) todo está patas arriba, los empleados y los dueños corren despavoridos por aquellas galerías intentando realizar un imposible, inaugurar el hotel antes de Noche Buena.
Resultará increíble, bueno¡ a mí me lo resultaba, entre ellos se daban órdenes de muy mala gana incluso se gritaban, mientras tanto yo seguía allí concentrado en mi trabajo entre pigmentos resinas, brochas y pinceles, palmeras, brumas y Plataneras intentando no contaminarme por la prisa y el desasosiego que se respiraba en todo el hotel.
Lo curioso era que cada vez que entraban en la galería donde yo llevaba ya cerca de un mes pintando algo cambiaba en cada uno de ellos, sus rostros se volvían amigables no podían atravesar el pasillo al ritmo al que estaban sometidos, todos aminoraban el paso y se recreaban al contemplar aquel paisaje imaginario que día a día cobraba vida. Todos tenían unas palabras amables y saludables para mí lo cual era un regalo constante.
Un día llegó una furgoneta cargada de personas las cuales habían sido contratadas como refuerzo para acelerar el proceso de limpieza del hotel. Aquella mañana pasaron varias mujeres, una de ellas de cierta edad, y las veo que me saludan y continúan cuchicheando algo en voz baja.
Esta señora se detiene y retrocede hasta donde yo me encontraba y me pregunta que si mi pintura está inspirada en alguna fotografía antigua de la zona. Yo le contesté que verdaderamente no me había documentado mucho, la obra era totalmente imaginaria, solo pretendía evocar un espacio natural reconocible de la Isla, entonces ella me responde que este paisaje era el que ella recordaba de niña cuando su abuelo trabajaba en la finca situada justo donde se encontraba ubicado el hotel.
Desde aquel día me planteo si verdaderamente gracias al Arte yo me conecto con la esencia de los lugares y las personas que me inspiran, con la belleza que no se ve a simple vista y la plasmo a través de mis obras. A veces me da miedo aunque me gusta.
Vista aérea de los Cristianos (Arona, Isla de Tenerife) primera mitad del siglo XX.
Con mi hermano Fernando el cual fue un gran apoyo en este proyecto.